En este post presentamos las propiedades y ejemplos de recursos personales de una forma sencilla y práctica.
Entendemos por recursos personales todo aquello que tenemos, pero que no proviene del entorno.
Son ejemplos de recursos personales la estructura particular de nuestra personalidad, nuestra capacidad de empatía, los aprendizajes que hemos ido consiguiendo a lo largo de nuestra vida, la capacidad de autocontrolarnos, nuestra sensación de seguridad, la imagen que proyectamos o nuestra inteligencia emocional. Estos son los que consideramos como los 7 recursos personales más valiosos, pero hay más. Si quieres conocer otros recursos personales puedes hacerlo navegando por la tabla de abajo:
Cuando hablamos de recursos personales no nos referimos a todo aquello material con lo que contamos para lograr nuestros fines, sino más bien nos referimos a todo aquello que deriva de nuestra personalidad y que nos aporta una ventaja para lograr satisfacer nuestras necesidades. De ahí el adjetivo de “personales”, en tanto que provienen de nuestra personalidad.
Vemos que hay un matiz importante que hace la diferencia: no es lo mismo tener una gran habilidad para comunicar, que tener contratado a un gran comunicador. Mi habilidad deriva de mi personalidad, pero mi comunicador proviene de un pacto mercantil.
¿Qué diferencia los recursos personales de los recursos externos?
Los recursos personales están sometidos a las mismas propiedades que los recursos externos, pero con algunas diferencias. Veámoslo repasando las propiedades de los recursos según la teoría de la dinámica y estrategia interpersonal. Ello nos servirá para exponer ejemplos de recursos personales valorados por todos.
Propiedades de los recursos personales
1 Los recursos son en función de los demás.
En el caso de los recursos externos, como las casas, las herramientas o los servicios, dado que vienen de fuera porque son adquiridos de algún modo, están en relación a lo que ofrece el entorno. Estos recursos están en función de lo que me ofrecen los demás.
En el caso de los recursos personales también lo son en función del entorno, porque de nada me sirve ser muy inteligente si los demás lo son más. Ni me sirve de nada proyectar una imagen de mucha seguridad si los demás son un grupo de prepotentes bien organizado. Mi empatía no me ayudará si mi entorno cultiva una actitud autista. Mi inteligencia emocional no me ayudará si mi jefe me coloca a trabajar con cosas, en lugar de trabajar con personas.
Por otro lado, y esto es muy importante, muchas de mis virtudes se fundamentan en las carencias de los otros. Yo soy tan bueno en algo como malos son en ello mis rivales. Este es el fundamento de cualquier competición. Ser el mejor de un grupo, realmente es una propiedad del grupo, no del que es mejor. El mejor elemento de un grupo, en otro grupo, probablemente no será el mejor.
2 Solo lo son si se recurre a ellos
Los recursos materiales no usados no son recursos. Si no utilizo mis herramientas es como si no las tuviera. Si no aprovecho el potencial de mi superordenador es como si fuese un aparato mediocre. Si no utilizo mis influencias y amistades, entonces es como si no las tuviese.
En el caso de los recursos personales sucede lo mismo. Si no empleo mis conocimientos es como si no los tuviera. Si no hago uso de mi segunda lengua me podría haber evitado aprenderla. Si no aprovecho mi creatividad, empatía, sentido del humor, perspicacia, o la cualidad que en algún momento me colocaría en una posición preferente, entonces es como si no tuviera ese recurso personal. Los recursos lo son de hecho.
3 Se debe querer usarlos
El asunto de la voluntad es claro: si no quiero usar mi posición privilegiada de sobrino del jefe, entonces no me sirve de nada que sea mi tío. Si por no aparentar no quiero usar mi coche deslumbrante, solo será un adorno en mi garaje, pero no será mi coche.
En el caso de los recursos personales sucede lo mismo: si no quiero emplear la fuerza, entonces es como si no la tuviese. Si mis principios me impiden hablar contigo, entonces no me sirve de nada mi capacidad empática. Si quiero que pienses que soy un ogro, entonces no quiero usar mi capacidad de autocontrol.
Es algo parecido a la propiedad 2, que decía que solo son recursos si se recurre a ellos, pero aquí se incorpora el elemento de voluntad, porque puede suceder que no se recurra a un recurso por imposición o por voluntad. En el día a día vemos que el tema es más complicado de lo que aparenta.
4 Se debe saber usarlos
¿Para qué quiero esa maravillosa guitarra si no la sé tocar? ¿o ese equipo informático que no sé ni enchufar? Este es el caso de los recursos externos materiales.
En el caso de los recursos personales sucede lo mismo. ¿Para qué quiero mi empatía si solo me lleva a meterme en los líos psicológicos de los demás? ¿o mi maravillosa inteligencia, belleza, sabiduría, o capacidad de persuasión si solo me sirven para destacar y ser el centro de las envidias que no sé gestionar?
5 Se deben percibir como tales
Sucede que muchas veces tenemos grandes amistades que no percibimos como tales. También nos pasa con nuestros grandes colaboradores, técnicos, amigos o admiradores: no los vemos, o no los apreciamos como tales, pero están ahí. Todo el mundo los ve menos nosotros.
En cuanto a los recursos personales es muy común el hecho de no saber ver nuestras virtudes en forma de habilidades, inteligencia, intuición, capacidad de crear buen ambiente, serenidad, nuestra frialdad psicopática cuando la necesitamos para confrontar con un empático persuasor, y otros tantos ejemplos de recursos personales que todo el mundo ve, menos nosotros. En general es un hecho que la gente se conoce mucho menos de lo que piensa.
6 Se adquieren y se pierden
Efectivamente los recursos materiales como todas las cosas se adquieren y se pierden.
Los recursos personales también. Uno puede perder su inteligencia como consecuencia de un accidente, o puede perder su capacidad de influencia si le cambian al oponente. Podemos perder una habilidad si nos cambian el entorno. Pero, al contrario, podemos aprender, avanzar, evolucionar, investigar, en una palabra, crecer. Cualquiera puede crecer psicológicamente en un ambiente favorable… y también menguar en circunstancias vitales adversas.
Esta propiedad de los recursos personales nos impulsa y nos anima a trabajar por nuestro patrimonio de recursos que es mejorable y nos hace únicos.
7 Los hay frecuentes y extraordinarios
En cualquier cosa, objeto, amistad o elemento exterior adquirido se puede ver su carácter ordinario o extraordinario. No hacen falta ejemplos.
En el caso de los recursos personales, evidentemente tampoco. La historia está plagada de ejemplos de personas con cualidades extraordinarias en su campo. Probablemente figuran en los libros de historia por poseer ese recurso personal que las hizo extraordinarias. Del mismo modo, sin llegar a un nivel tan evidente, hay personas que tienen la fortuna de poseer recursos personales extraordinarios que muchos envidiamos.
Los recursos personales extraordinarios hacen extraordinarias a las personas, pero solo si se tienen en cuenta el resto de propiedades de los recursos personales.
8 Son sustituibles entre sí
En el caso de los recursos externos es evidente: si no tengo coche, puedo coger un autobús. Si mi ordenador me deja colgado me queda mi móvil. Si no tengo pegamento tengo clavos. Si no tengo amigos me queda la TV.
En el caso de los recursos personales me pasa igual: si no tengo inteligencia tengo la gracia de convencer al listo para que me ayude. Si no tengo empatía tengo seguridad en mí para doblegar al otro sin tanta cháchara. Si no sé hablar tengo empatía para doblegar al otro con mi calidez y mis sentimientos. Si soy muy nervioso y no tengo paciencia recurro a dar pena. Si no tengo una habilidad entonces cambio el contexto o la necesidad para que la habilidad no sea necesaria.
Vemos que se intuye una capacidad metacognitiva que define y propicia unos recursos cuando faltan otros. Esa capacidad es en sí también un gran recurso personal al alcance de pocos.
9 Se confrontan de forma ordinal
Esta propiedad se refiere a que los recursos se confrontan con los demás por comparación. Para destacar no es preciso tener una casa imponente, basta con tener la mejor casa de la calle de chabolas. No es necesario disponer de una extensa red de contactos, basta con tener mejores contactos que tú que no conoces a nadie.
En cuanto a destacar en recursos personales sucede lo mismo. No es necesario ser Einstein, basta con ser un poco más agudo que mi competidor. No es necesario ser un matemático, basta con tener habilidad en el cálculo mientras sé que mi rival cuenta con los dedos.
Al final todo es una cuestión ordinal, ser más que alguien en algo. El nivel de ese alguien solo supone un punto de dificultad que nos puede incentivar o hacer dar media vuelta. Una vez más convenimos que ser el mejor de un grupo es una propiedad del grupo, no del que es mejor, porque ese mismo elemento, en otro grupo, no será el mejor.
10 Es mejor su calidad que su cantidad
Evidentemente, cuanto mejor es la calidad de los recursos materiales mejor.
En el caso de los recursos personales, cuanto mejor sea la calidad en el manejo de cualquier virtud, por pobre que sea, será mucho mejor. Una persona que trabaje con calidad, aunque con gran esfuerzo debido a sus límites siempre será valorada. En cambio, el que lo haga todo perfecto cuando le apetece, nunca es una opción de fiar.
Manejar con habilidad una pequeña virtud convierte a la virtud en un don. Manejar un don con desdén lo convierte en un desperdicio.
¿Qué conclusiones extraemos de estos ejemplos de recursos personales?
Con los ejemplos de recursos personales expuestos hemos visto que se les aplican las mismas propiedades que a los recursos materiales. En realidad, todos combinamos nuestros recursos materiales con los personales para conseguir nuestros fines. Al final, la lucha por satisfacer nuestras necesidades fundamentales hace que afinemos nuestros recursos personales para optimizar los materiales.
Lo importante es que tenemos que ser conscientes de las propiedades de los recursos para extraer de ellos todo su potencial o, visto de otro modo, para no caer en cegueras que nos impidan aprovechar todo lo que de verdad somos y tenemos.
Si te interesa profundizar en estos temas consulta la teoría de la dinámica y estrategia interpersonal en este mismo sitio.
Me ha parecido muy bueno. Pero me surge una duda ¿tengo que ver a la gente como rivales y oponentes o es solo una metáfora?
Gracias Alejandro. La magnitud de la rivalidad siempre te la da el contexto, pero en principio siempre es bueno tomarlo como una metáfora.