Las relaciones interpersonales constituyen la unidad mínima de estudio de cualquier fenómeno social. Todos nos relacionamos de un modo u otro. Creamos lazos complejos que llevan a otros lazos. A nivel intuitivo comprendemos la naturaleza de toda esta red, pero un análisis profundo revela que cualquier relación, por simple que sea, está sometida a complejos mecanismos de base que muchas veces se nos escapan. La teoría que aquí se desarrolla profundiza en el fenómeno relacional y lo analiza desde múltiples perspectivas que se detallan en los siguientes apartados. El fin de todo ello es práctico y tiene por objetivo aprender a manejar las variables que pueden mejorar nuestra posición de poder interpersonal. Nada sucede porque sí y nadie es habilidoso sin conocer bien lo que maneja. La vida es puro aprendizaje, y no hay mejor aprendizaje que el del manejo de lo que nos hace realmente humanos: nuestra naturaleza relacional.
Elementos esenciales para entender el fundamento de esta teoría y el modo en que se desarrolla.
Libre o no, buscada o no, cualquier relación se basa en unos mecanismos que siempre se repiten y que todos deberíamos conocer y dominar.
Concepto básico para entender las relaciones de vínculo y dependencia, así como su forma de alterarlas, manejarlas o, muchas veces, manipularlas.
Cuando dependemos de muchos podemos obtener ventaja. Debemos saber si realmente dependemos de tantos y cómo podemos beneficiarnos de esa situación tan aparentemente adversa.
Establecemos relaciones para obtener un fin. Ese es el producto de la relación y su razón de ser. Casi siempre es evidente, pero no siempre es así.
La magia y la clave del manejo de la relación está en saber detectar la variables que la hacen vulnerable, así como en aprender a alterarlas en nuestro beneficio.
Las relaciones, buscadas o no, tienen un coste que pagamos sin darnos cuenta. Es un buen ejercicio hacer explícitos estos costes para medir el valor real de la relación y pensar si vale la pena.
Tanto si queremos romper la relación como si queremos fortalecerla, debemos tener claros los factores claves que pueden afectarle, para bien o para mal. Después podremos decidir si los manejamos siguiendo nuestros intereses.
Romper nunca es fácil. En ocasiones es imposible. Debemos dominar los elementos que condicionan todo el proceso de ruptura para evitarlo o potenciarlo.