R 5.1 Hemos visto cómo las relaciones están basadas en lo que hemos llamado dependencia y cómo esta dependencia daba lugar a los estados de ascendiente y dependiente, que abreviábamos como P y Q respectivamente. No debemos confundir estos conceptos de ascendiente y dependiente con los de dominante y sumiso, porque hemos visto cómo son conceptos de diferente naturaleza. Ahora, una vez conocemos a P y Q, vamos a ver cómo se relacionan y hasta qué punto esta relación es desigual. Para ello introduciremos los conceptos de asimetría y reciprocidad presentes en todas las relaciones.
Una persona (y cuando decimos persona también podemos hablar de entidades, organizaciones, etc., pero en adelante solo persona), depende de otra en un grado mayor o menor de forma recíproca y asimétrica. Toda la textura social es una red de dependencias recíprocas y asimétricas. Son recíprocas porque dados dos miembros ambos se necesitan y uno siempre depende más del otro en algún ámbito, como hemos visto con anterioridad. Esa diferencia de necesidades del uno respecto al otro es lo que marca la asimetría.
En el caso extremo en el que uno depende totalmente del otro se limita mucho la reciprocidad. En el caso del bebé que depende de forma extrema de la madre para sobrevivir, existe reciprocidad porque del bienestar del bebe depende el bienestar de la madre. Incluso en el caso de un secuestrado que depende totalmente del secuestrador, de la supervivencia del secuestrado depende el botín del delincuente, por lo tanto, en este caso extremo existe una mínima forma de reciprocidad. En el caso de unas relaciones normales en cualquier ámbito, desde el momento en que se intercambian productos existe reciprocidad.
Por otro lado, el caso extremo de reciprocidad extrema no existe, dado que siempre existen ámbitos y parcelas en las que una persona depende de otra para algo. El balance, eso sí, puede estar muy equilibrado. Pero es muy difícil encontrar una relación en la que los dos miembros mantengan unos intercambios extremadamente recíprocos en todos y cada uno de los ámbitos.
R 5.2 Podríamos llegar a pensar que la situación ideal es la de simetría completa en la que las partes intercambian productos de forma igualitaria plenamente equitativa, pero no es así. Muchas veces la situación ideal es la de asimetría. Entendemos por situación ideal aquella que satisface plenamente las necesidades de las partes en una perfecta armonía de intercambios con roles bien definidos. El hecho de que los intercambios tengan que ser simétricos no añade nada a la relación y, si acaso, la complica en una especie de protocolo de correspondencias forzadas. Una relación asimétrica no es mala ni buena en sí.
R 5.3 Todas las situaciones de asimetría están sometidas a unas propiedades que les afectan de forma universal.
R 5.3.1 La asimetría es una situación de hecho, independiente de la voluntad. Querámoslo o no siempre existen relaciones más o menos asimétricas. Nadie negocia o define el rol de cada cual en las relaciones antes de iniciarlas. La necesidad de la relación y los productos que proporciona van a determinar, junto a otros factores, cómo de asimétrica es de hecho la relación.
R 5.3.2 El grado de asimetría puede variarse intencionalmente de forma estratégica. Siempre puede hacerse algo para aumentar o disminuir la situación de asimetría, lo cual da cierto margen de maniobra para quienes quieran cambiar su situación desde cualquier parte o posición en la relación. Los movimientos para alterar esta situación asimétrica siempre son estratégicos y premeditados. También las circunstancias pueden variar y favorecer el desequilibrio en la relación entre las personas, pero lo importante es que sin esperar que las cosas cambien por sí solas, lo cual supone una estrategia casi siempre equivocada, siempre podemos hacer algo para aumentar o disminuir ese desequilibrio empleando la voluntad e iniciando acciones intencionadas.
R 5.3.3 La asimetría varía en el tiempo constantemente. Cualquier relación es cosa de dos y al depender de los movimientos del otro y del entorno, no se pueden hacer predicciones a largo plazo de lo inmutable que será el estatus actual. Es evidente que unas relaciones son más variables y otras más firmes, pero nada permanece eternamente igual.
R 5.3.4 La asimetría varía con el contexto y en temas concretos. Volviendo al tema de los ámbitos, siempre hay campos en los que se depende más de alguien que en otros. Además, cualquiera puede desenvolverse con soltura e independencia en determinados contextos, pero al mismo tiempo puede que dependa más de otros en contextos más complicados para él. Todo ello tratándose de los mismos actores. Es el caso de parejas con los roles sexistas marcados en los que en el ámbito de la economía familiar uno depende más de la voluntad y las habilidades del otro, mientras que en el ámbito de la educación de los hijos sucede lo contrario.
R 5.3.5 La asimetría, por supuesto, está muy definida y predeterminada por las reglas del sistema que siempre limita de algún modo el poder de P y las posibilidades de Q. La cultura organizacional y el organigrama oficial marcan mucho lo que se va a poder hacer y esperar. En R 2.6 distinguíamos entre organigrama oficial y organigrama real. Pero es evidente que la posición en el organigrama va a determinar las posibilidades de poder de cada persona en la organización.
R 5.3.6 Una vez visto que siempre puede variarse el grado de asimetría, de cara a planificar acciones es de vital importancia tener muy presente que existen unas variables que aumentan la asimetría o la disminuyen por las dos partes. Es importante repetir estas dos características: se puede aumentar o disminuir, y además por las dos partes. El hecho de que así sea depende de la habilidad de los agentes. Las variables se dividen en posibilitadoras o limitadoras. Veámoslas.
POSIBILITADORAS: Son positivas porque amplían la capacidad de maniobra de las partes. En general, de poseer P la variable aumentará la asimetría, y si la posee Q la reducirá. Estas variables son:
1.- Grados de libertad dentro de la relación o grado en que la libertad de Q pasa por P. Cuantos más recursos tenga P para restringir la capacidad de elegir de Q, más poder sobre él tendrá. En las situaciones en las que P es dueño del entorno (es dictador, carcelero, superior autoritario, etc.) las posibilidades de Q se reducen dramáticamente.
2.- Grados de libertad fuera de la relación. Sobre todo para Q, pues si tiene libertad para obtener productos fuera de la relación, entonces su horizonte se amplía y está abierto a influencias y a otras fuentes de gratificación. El producto puede ser cualquier cosa, desde un servicio, o un objeto, hasta los que proporciona una relación sentimental.
3.- Alternativas a la relación. Si se tienen otras ofertas disponibles o se divisan otras relaciones donde poder saciar las necesidades, la asimetría variará considerablemente hasta hacer peligrar la relación. En este punto no se sustituye el producto, sino la fuente misma de obtención. (Proveedores alternativos, otras ofertas de trabajo, otros amigos, otra pareja, etc.)
4.- Exclusividad en el valor de los productos, de si son fácilmente sustituibles, de lo necesario que es el otro. Las partes, las dos, siempre están siendo valoradas mutuamente. Si el balance deja de ser positivo cualquier parte puede renunciar a la otra siempre que exista disponibilidad del producto en otro lugar. Se puede romper la dependencia para determinados productos y no para otros dentro de la misma relación.
5.- Capacidad de ser una amenaza. Un miembro de la relación puede poseer esa capacidad de dos formas diferentes: con ostentación o sin ella. En el primer caso la amenaza se escenifica como evidente, en el segundo se intuye o se deduce. Ambas situaciones son peligrosas. De todas formas, ya lo veremos más adelante, la amenaza muy fuerte provoca reacciones siempre negativas que hacen al otro tomar una de estas posiciones: abandonar, buscar apoyos, enfermar o derrumbarse, cambiar, luchar o transferir el problema a otro. Nada garantiza que no aparezca uno de estos efectos o que el efecto que aparezca sea el buscado.
6.- Capacidad de ser una carga. Sobre todo, en el caso de Q, este es un valor muy importante que puede reducir la asimetría. Se da mucho en relaciones de dependencia inversas como la del padre y el hijo o la del funcionario y el ciudadano aprovechado.
7.- Capacidad de crear mal ambiente. Por tal capacidad se entiende la facultad de complicar las cosas de forma que se cree de forma deliberada un ambiente poco propicio para el otro. Hablamos de la capacidad para enrarecer el entorno, fabricar problemas, abrir frentes, etc. Normalmente P controlará a Q siempre que Q no fuerce la relación en términos que P no tiene recursos para controlar. Por ejemplo, puede que P no sepa funcionar bien en un ambiente de tensión emocional y al revés.
8.- Es muy importante la capacidad para negar o para poder dificultar los productos. Cuantos más grados de libertad en este sentido, mejores opciones para las partes. Hay auténticos especialistas en esta variable que, además es de las más usadas.
9.- Capacidad de ruptura. Es un paso más al punto anterior, o el paso definitivo. Si la capacidad de ruptura de Q es grande, la asimetría se reducirá. Veremos que hay relaciones en las que es imposible romper para una de las dos partes o las dos.
10.- Alianzas. Las influencias de terceros cambian a las partes cualitativa y cuantitativamente.
11.- Conocimiento del otro. Cuanto más se conozca al otro mejor, porque más claros estarán los límites, sus recursos y, lo que es más importante, sus necesidades.
LIMITADORAS: Son negativas porque limitan la capacidad de maniobra de las partes. De poseer P la variable se reduciría la asimetría, y si la posee Q aumentará.
1.- Compromiso emocional. Entramos de lleno en el terreno de lo personal. Cuando una persona considera a la otra y se involucra emocionalmente con relaciones interpersonales importantes, los márgenes de maniobra se reducen mucho a la hora de utilizar a la otra como mero recurso. Digamos que existe en este sentido un continuo con dos polos en el que de un lado estaría el enganche emocional, y del otro lado estaría el polo de la despersonalización. Los dos extremos son igual de malos a priori, pero en determinadas relaciones pueden resultar positivos.
2.- Huella emocional. Si solo con ver a una persona se nos revuelve el estómago, o sentimos miedo, o nos excitamos, o nos alegramos, entonces estamos muy limitados para interactuar con él. De ahí la afición a dar miedo de muchos jefes sin otros recursos. Los mecanismos de condicionamiento emocional son muy potentes y determinantes, además de irreversibles (es el caso de quien nos cae mal pese a que nos esforzamos por que esto no nos pase).
3.- Valoración del coste del enfrentamiento. Por valoración hablamos de aspectos económicos, de tiempo, de recursos, y emocionales. Es probable que lleguemos a la conclusión de “no vale la pena”, y nos retiremos ante una previsión de costes muy elevada de un enfrentamiento que no lleva a conseguir ningún objetivo importante.
4.- Valoración de la relación a largo plazo. Lo importante aquí es tener presente el imperativo ético de obrar siempre de forma que ampliemos nuestras posibilidades de acción. Es sensato valorar el futuro, pero pasarse en la valoración conservadora lleva a la inacción. Hay personas que cuidan tanto sus relaciones que se dejan explotar sistemáticamente para no estropear aún más las cosas con lo cual consiguen cronificar el efecto no deseado. Por el contrario, hay personas poco hábiles que echan por tierra relaciones con solo iniciarlas.
5.- Valor estratégico de la relación. De su utilidad, de su uso, de terceros implicados amigos o enemigos, personas de las que podemos obtener algo con esta relación. Hay relaciones muy poco gratificantes que son necesarias para lograr un fin. También hay que tener en cuenta que una relación puede afectar a otras por el mero hecho de existir: los amigos de mis amigos son mis amigos, pero los amigos de mis enemigos son mis enemigos.
6.- Límites éticos. Todo el mundo tiene sus límites que le impiden tomar determinados caminos y que determinan su toma de decisiones. Principios más o menos infranqueables que cuando se violan generan mucho malestar y dudas de conciencia y vueltas atrás.
7.- La saturación. Muchos frentes abiertos, el cansancio, la intensidad de determinados factores pueden rebasar nuestra capacidad de gestión y pueden reducir nuestras posibilidades de acción. Nuestras capacidades siempre son limitadas y llegar a esos límites nos resta operatividad.
DOBLEMENTE POSITIVAS: La posea quien la posea aumentará la asimetría. Si la poseen los dos mejor para P.
1.- Centralidad psicológica en el otro o lugar central en el espacio psicológico del otro. Imaginemos un caso en el que P se obsesiona y ataca a Q en todos sus movimientos por sistema, entonces P vive pendiente de Q y Q tiene cierto poder sobre P. Si los dos viven esa obsesión, el balance, dentro de lo malo, beneficia a P. Si es cosa de uno solo, el afectado verá reducido su espacio psicológico al estar ocupado por su obsesión y su existencia se estrechará. Cuanto más monográficos seamos con nuestros problemas, más estrecha será nuestra existencia y más invisible será la variedad que ofrece la vida.
2.- El poder de la estructura. Si existe una estructura piramidal descendente o envolvente de colaboradores, de agentes de control, de normas y de protocolos, se establece un sistema limitador que favorece siempre al poder.
3.- Conformismo de rol. Cuanto más acepten las partes su condición, menos movimiento habrá y la asimetría se perpetuará, por mucho que luchen crónicamente para molestarse sin abandonar sus roles.
La idea más importante que nos debe quedar muy clara es que siempre puede hacerse algo para variar la situación actual, si no para cambiarla sí para modificarla, de ahí la proposición trascendental R 5.3.2. Esta idea es central en toda esta teoría de la dinámica interpersonal.
Lo cierto es que a nadie le pasan las cosas porque sí. Todo el mundo se posiciona en un rol y en un contexto que siempre es en alguna medida variable y desde el que se puede influir al otro o a su entorno para restarle poder. De hecho, todos conocemos a personas concretas que están sufriendo una circunstancia vital difícil o estresante, pero también conocemos a personas que en el lugar de ellas no sufrirían lo más mínimo en las mismas circunstancias o, por lo menos, obrarían de un modo muy diferente que impediría que los hechos transcurran como lo están haciendo.
Solo un buen mapa de variables a modo de lista de chequeo nos permitirá tomar conciencia de la realidad. Para ello habría que estudiar el cuadro de variables que propondremos más adelante y preguntarse: ¿Qué variables nos afectan o estamos manejando cada parte (P y Q)? ¿Qué variables podemos manejar y cómo? Debemos ser conscientes de qué estamos haciendo y de qué estamos dejando de hacer, para ello hay que chequear el entorno relacional. Mas adelante veremos distintos cuadros que a modo de herramientas nos ayudarán a hacerlo.