El origen del poder interpersonal se basa en dos elementos que todos manejamos sin darnos cuenta con mayor o menor fortuna: nuestros recursos personales y la forma en que manejamos nuestras relaciones de dependencia.
Con el término de poder interpersonal nos referimos a la habilidad para conseguir satisfacer nuestras necesidades personales en el transcurso de cualquier interacción. Para conseguirlo, muchas veces debemos anteponer nuestros intereses a los de los otros. La forma en que se plantee esta imposición dependerá de numerosos factores.
El poder interpersonal no es algo que nos venga dado o regalado. En realidad, con este concepto nos referimos a la situación ventajosa que resulta de aplicar bien esos recursos personales que nos hacen diferentes, y el fin siempre es manejar la forma en que irremediablemente dependemos siempre de los demás.
El origen del poder interpersonal está en nuestros recursos personales
Cuando hablamos de recursos nos viene a la mente todo aquello que poseemos y que nos hace fuertes. Quien tiene dinero e influencias tiene muy facilitado el terreno en casi todos los proyectos que emprenda. No siempre es así, pero la mayoría de las veces es la norma y todos conocemos abundantes ejemplos de ello.
De todos modos, si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que hay personas que también son muy influyentes y, aparentemente, no disponen apenas de recursos. A pesar de ello, estas personas se las arreglan para que los demás actúen de acuerdo con sus intereses.
Si presuponemos que estas personas apenas tienen recursos es porque el concepto de recurso que manejamos está referido al aspecto material de los mismos. Pero con ello cometemos el gran error de descuidar la gran importancia que tienen los recursos personales.
Son los recursos personales los que nos van a permitir lograr satisfacer nuestras necesidades en todo tipo de ambientes de nuestro día a día, independientemente de nuestra cuenta corriente, o de nuestra red de influencias. Puedes consultar un listado de ejemplos de recursos personales en este mismo sitio para comprender bien a qué me refiero con este concepto.
El origen del poder interpersonal está en poseer un buen repertorio de recursos personales. En cierto modo, van a ser las personas hábiles en el terreno de lo interpersonal, las que consigan cambiar ambientes y mover actitudes y voluntades. Con ello, su poder interpersonal se extenderá y se potenciará de cara a cubrir sus necesidades.
Las relaciones de dependencia y el poder interpersonal
Decíamos que el poder es el resultado de saber manejar nuestros recursos para desenvolvernos bien en el manejo de las relaciones de dependencia que nos envuelven.
Esto es así porque todos dependemos de todos para algo, aunque sea en lo más mínimo. La forma en que dependemos de los demás determina nuestros los roles en las relaciones que nos envuelven. De un modo invisible estas formas de depender de los otros condicionan nuestra existencia y nuestra libertad.
Hemos dedicado un espacio específico para entender los secretos de la naturaleza de la relación. Allí vimos que en todas las relaciones hay personas que dependen de otras para algo. Cuando esto es así el que depende del otro está en una situación de inferioridad que merma su poder interpersonal. Aunque esto es lo habitual no somos conscientes de ello.
Independientemente de que seamos dominantes o sumisos, todos dependemos de los demás para algo en algún momento dado. El secreto del poder interpersonal está en fomentar y fortalecer estas dependencias. Con ello podemos conseguir lo que nos propongamos.
Una forma muy potente de lograrlo es manejando lo que hemos llamado la simetría y reciprocidad de la relación, de forma que podemos afirmar, sin duda alguna, que quien aprende a manejar lo que hemos denominado la asimetría en las relaciones, tiene el poder de persuadir, dominar y manejar a los demás según sus necesidades.
Es un hecho que sabiendo cómo hace esto el poderoso podemos defendernos de sus destrezas manipuladoras. Es posible que no nos interese, por principios personales, actuar como personas persuasoras dominantes. Pero todos deberíamos conocer estos mecanismos para verlas venir y actuar en consecuencia a modo de defensa.
Conclusión
El poder interpersonal no emerge de las armas, de los talonarios, ni de los organigramas. El origen de este poder está en los recursos personales y en saber manejar a los demás.
La buena noticia es que se basa en habilidades que se adquieren, se aprenden y se entrenan. La mala noticia es que todo este ejercicio requiere de una actitud y una predisposición fuera del alcance de voluntades impacientes y de mentes simplificadoras.
Como seres sociales que somos nadie está exento de los juegos de poder. Del mismo modo, cualquier persona interesada en la dinámica interpersonal y los juegos relacionales debería profundizar sin descanso en estos conceptos.