Entendemos por razonamiento informal la única forma posible de razonamiento natural cotidiano del ser humano. Lo que llamamos razonamiento formal supone una abstracción válida en áreas como las matemáticas, donde se siguen procedimientos rígidos que al final son o no son correctos. El ser humano en su día a día no funciona así.
Los razonamientos informales no son correctos o incorrectos, son más o menos válidos y más o menos útiles. Esa es nuestra realidad que está sujeta a mitos y errores que pasamos a analizar.
¿De verdad alguien se para a pensar?
El imaginario popular supone que cuando una persona necesita encontrar una solución a cualquier problema, entonces inicia un proceso mental en el que decimos que piensa. No tenemos muy buenas definiciones acerca de qué es eso de pensar, pero nos lo imaginamos como un proceso cognitivo en el que las personas manejan la información que tienen y buscan soluciones de una forma secuencial y desarrollando todos los elementos a favor y las cuestiones en contra.
Cuanto más pensamos, creemos que más nos acercamos a una solución considerada como buena y no precipitada. Decimos que tenemos que pensarlo con calma cuando queremos decir que hay que manejar abundante información o abundantes implicaciones, por lo tanto, con lo de calma apuntamos a que necesitamos consumir un tiempo determinado sin aportar la solución, sin ser productivos en este sentido.
Pensamos que las personas que dedican mucho tiempo a pensar las cosas importantes lo están haciendo bien, porque elaboran planes mejores y no dejan ningún cabo suelto. Pensamos, por el contrario, que los que actúan sin dedicar mucho tiempo a considerar las cosas son personas impulsivas que se precipitan, que no respetan el protocolo de tiempos considerados necesarios y que necesitan pensarlo mejor porque se exponen al fracaso. Sobre el modo en que se toman las decisiones existe, en fin, una enorme mitología incuestionada que podemos resumir en algunos de los mitos que se reseñan a continuación.
Mitos del razonamiento informal
MITO 1: PENSAMOS Y VALORAMOS OPCIONES DETENIDAMENTE
Se asume que cualquiera de nosotros actuamos casi siempre obedeciendo a un plan ideado de forma más o menos deliberada. No obstante, las personas no se sientan normalmente en un rincón para diseñar planes de actuación acerca de lo que deben hacer en su vida diaria. El razonamiento informal es rápido y adaptado al momento. Cuando alguien se retira para pensar lo hace porque no tiene una solución a mano para poner en práctica. Decimos entonces que está bloqueado. Suele suceder que hay siempre una o dos salidas para el problema concreto, pero cada una de las opciones supone un coste importante en recursos y, además, supone una complicación para las relaciones futuras.
Cuando decimos que alguien se retira para pensar, en realidad, lo que estamos diciendo es que la persona en concreto está llevando a cabo un proceso de elaboración de las implicaciones que conlleva cada opción. Esto es así porque las opciones suelen ser muy limitadas y, dependiendo de lo conservadora que sea la persona y de la cantidad de miedos e inhibiciones que tenga ese pensador, el proceso será más o menos largo.
El hecho de alargar mucho este proceso de elaboración de implicaciones o, como diríamos vulgarmente, el hecho de pensar mucho las cosas, no indica nada positivo del pensador. Mas bien nos da un indicio de sus carencias a nivel de falta de habilidades creativas para encontrar alternativas, de lo estrecho que es el marco en el que maneja el problema y de una más que presumible cantidad de supuestos y presupuestos que lo limitan y lo constriñen a unas pocas opciones viables.
Por el contrario, lo habitual es que las personas reaccionen, y reaccionar supone planificar sobre la marcha. Reaccionar supone evaluar la situación en tiempo real y supone actuar adaptado a las circunstancias de una forma efectiva. Todo el mundo reacciona con fluidez y se acomoda a los movimientos del otro y, cuando no lo hace, entonces es porque se bloquea. Retirarse a pensar es sinónimo de bloqueo y esto, que nos pasa a todos, siempre es negativo.
En resumen, si hay una cualidad que distingue al buen pensador del mediocre es su habilidad para acomodarse en tiempo real a las circunstancias.
MITO 2: ANALIZAMOS LOS PROS Y CONTRAS PARA TOMAR DECISIONES
Se asume también que las acciones más o menos estructuradas surgen de un período de reflexión en el que las personas analizan la información que poseen, la someten a un análisis profundo y, entonces, levantan una especie de edificio mental en forma de plan de actuación. Nada más lejos de la realidad. Las personas actúan movidas por inclinaciones del momento y marcadas por sus necesidades que luego se racionalizan y se justifican una vez tomadas las decisiones.
MITO 3: GRANDES PLANES REQUIEREN GRANDES ANÁLISIS
Se piensa que los planes o soluciones surgen después de prolongados e intensos períodos de reflexión y análisis. Pero esto es falso. Los planes y soluciones surgen en cuestión de décimas de segundo en forma de idea. La metáfora de la chispa no puede ser mejor. El resto del tiempo lo empleamos en analizar sus implicaciones y en confrontar nuestra idea con la maraña de presupuestos y condicionantes que la acabarán modificando o anulando. Sea como sea, en nuestro razonamiento informal cotidiano la idea como tal surge a la velocidad del relámpago.
El estudio y consideración de cómo se va a llevar a la práctica es otra cosa. Esa fase supone la elaboración y evaluación de todas las variables que van a intervenir en el plan pero, y eso es muy importante, las soluciones parciales que vamos encontrando también surgen como chispas, normalmente por sinergia al comentar los aspectos con alguien de nuestro entorno.
MITO 4: NOS RETIRAMOS A PENSARLO
Pensamos que a la hora de encontrar una solución o una idea a un problema es mejor analizarlo con detenimiento y a solas. Pero esto es falso también. Dos personas trabajando sobre una idea multiplican sus posibilidades de encontrar una solución por efecto de la sinergia. Cuando una persona necesita retirarse, en realidad está bloqueada y lo que necesita es contemplar la idea a la luz de sus presupuestos e inhibiciones, casi siempre secretos, y necesita proponer una solución que respete sus miedos sin que se note demasiado.
Muchas veces resulta al contrario y los pensadores se encierran en reuniones infructuosas de horas de diálogos recurrentes. Si observamos el contenido de esos diálogos, en realidad, veremos que lo que se negocia no es la idea en sí, sino la resistencia ante miedos y precauciones de unos y otros. No se discuten ideas, sino sus implicaciones y la forma en que se van a asumir determinados riesgos.
MITO 5: CUESTIONES COMPLICADAS REQUIEREN SOLUCIONES COMPLICADAS
Se piensa también que las cuestiones complicadas requieren soluciones complicadas, algo que parece lógico, pero que no tiene mucho sentido. Las cuestiones complicadas suelen serlo desde el marco en que se abordan, pero vistas desde otra óptica suelen ser más simples.
Cualquiera conoce a alguien con un “gran problema” que visto por nuestros ojos es una cuestión banal y de fácil solución. Esta situación, bastante habitual, por cierto, viene a indicarnos que todos nos encerramos en presupuestos que generan determinados tipos de problema, pero que desde otra perspectiva y con otros condicionantes, las cosas son muy diferentes.
Lo complicado no es el problema en sí, lo difícil es escapar de la encerrona de nuestros propios supuestos previos “inviolables” y casi nunca explícitos.
MITO 6: EL PENSAMIENTO ES SECUENCIAL
Un mito cultural muy extendido es el de la secuencialidad del razonamiento informal. Está claro que todo en esta vida tiene una secuencia, porque todo viene condicionado por la dimensión temporal, pero el pensamiento, en su origen nunca es secuencial.
Este tema es tan importante y tiene tantas implicaciones que lo trataremos en un artículo específico para la falacia del pensamiento secuencial.
Hablar de pensamiento secuencial es una falacia, y los sistemas de planificación estratégica que nos han enseñado están basados todos en este error. Para una propuesta alternativa de planificación puedes consultar el proceso de planificación estratégica en la práctica.