Estrategia

Subjetividad y objetividad en el ser humano

Subjetivo y objetivo

La subjetividad y la objetividad en el ser humano no son términos complementarios. En términos mentales la objetividad no existe y solo se puede aplicar a algunos estados físicos muy evidentes, pero la subjetividad forma parte de nuestra esencia y nos define.

La distinción entre subjetividad y objetividad en el ser humano es realmente artificiosa e ilusoria. Las personas somos puramente subjetivas y la objetividad en nuestra mente es tan rara como lo es encontrar una forma perfecta en la naturaleza.

La objetividad solo es aplicable a estados cuantificables como la talla de una persona, su posición en el espacio, sus constantes vitales y otras medidas que se le aplican en tanto que sustancia material. También se aplica a determinados rastros de su paso, como la cantidad de trabajo realizado, el impacto de su huella en la naturaleza, su nivel de formación establecido en una escala previa, así como cualquier aspecto sujeto a medida. Pero, ojo, esos aspectos de medida se han definido siempre previamente desde la subjetividad.

Objetivo y subjetivo

Aún así la objetividad es ilusoria. Por ejemplo: alguien tiene objetivamente roto un hueso o no lo tiene. Eso es evidente, pero, ¿en qué punto de la curación podemos decir que deja de estar roto el hueso? ¿Cuándo se escayola, cuándo se libera del cabestrillo, cuándo deja de doler…? Todo eso son conceptos subjetivos.

Los criterios objetivos se fijan de forma subjetiva. Es subjetivo el concepto establecido de ola de calor, o el punto en que decidimos que un ecosistema está dañado. Es subjetivo el concepto de quién está gordo, o de qué es lo mejor o qué es lo malo. Podíamos poner infinitos ejemplos, tantos como nuestra subjetividad nos inspire, y eso sin irnos a las áreas pantanosas de las abstracciones tales como la justicia, la felicidad o el amor.

Los 3 motivos de la subjetividad humana

Todo ser humano es subjetivo por naturaleza debido principalmente a tres factores de los que no puede desvincularse: sus creencias de base, su sistema de pensamiento sesgado y su naturaleza influenciable.

Los 3 factores de la subjetividad y objetividad humana

Todos tenemos creencias de base

Nuestras creencias de base y nuestros valores orientan la dirección en la que apuntan nuestras teorías y, con ello, nuestras hipótesis. De este modo nos limitan cuanto podemos observar y cuanto podemos percibir. Por el contrario, nos prohíben considerar alternativas y nos cierran a consideraciones opuestas que etiquetamos como malas, rivales o visceralmente repudiables.

La materialización de esas creencias es el origen de supersticiones y de modelos de pensamiento que la realidad demuestra una y otra vez que no tienen fundamento, pero que se mantienen por pura fe irracional.

Nadie está dispuesto a renunciar a sus creencias religiosas, sus ideas políticas, su concepto de salud, o su ideal de sistema educativo. Todo ello se fundamenta en creencias que son verdades últimas solo para uno mismo, pero no para los demás. ¿Cómo pueden convivir dos verdades últimas opuestas y ser viables en ambos casos? En este punto subjetividad y objetividad se llegan a confundir.

Todos tenemos un sistema de pensamiento sesgado

Nuestra mente no es analítica ni funciona por deducción considerando todos los factores de la realidad presente. Si así fuese la actividad mental nos paralizaría y nos dejaría en situación de vulnerabilidad ante situaciones exigentes de la realidad. La falacia del pensamiento secuencial es muy común y nuestra cultura la acepta sin más. Para una revisión en profundidad de este tema consulta los errores y mitos sobre el razonamiento en este mismo sitio.

Al contrario, nuestra mente subjetiva funciona por heurísticos que nos predisponen a sesgos. Por heurísticos se entienden todos los atajos de pensamiento que utilizamos a cualquier hora en cualquier contexto, y por sesgos entendemos la forma en que nuestro pensamiento es defectuoso en sus razonamientos.

Ejemplos de todo ello son las ilusiones cognitivas que, al igual que las ilusiones ópticas, nos engañan aún sabiendo que nos están engañando. Por otra parte, todos conocemos las falacias de pensamiento típicas que no por mucho conocerlas dejamos de caer en ellas, una y otra vez, día tras día, contexto tras contexto.

Todos somos seres subjetivos influenciables

El ser humano es social por naturaleza y está preparado para influir en el comportamiento y en el pensamiento de los demás. Igual que influye en los otros, cualquiera es influido por ellos. Al final, todo es cuestión de estrategia interpersonal a la hora de influir en los demás y el contexto en el que influimos o nos influyen es cualquiera en el que se encuentren dos personas.

Las leyes de la persuasión son ejemplos de este punto, así como el efecto de las sugestiones, fenómenos como la hipnosis o el mismo efecto placebo. Todos estos fenómenos subjetivos son el resultado de nuestra naturaleza interpersonal influenciable.

Implicaciones de la subjetividad y objetividad humanas

Si entendemos que un ser humano es un ente prisionero de sus creencias y valores, que además está dotado de un sistema de pensamiento defectuoso de serie que le conduce al sesgo, y que está predispuesto a influir y a ser influido, entonces la objetividad en las personas es una ilusión subjetiva. La subjetividad y objetividad no son pues términos que se complementan fácilmente en el ser humano.

Expresiones como opinión objetiva son conceptos ilusorios, como es ilusoria la defensa ciega de la ciencia como máxima expresión de la objetividad. El supuesto dualismo entre subjetividad y objetividad no lo resuelve la ciencia.

El método científico es en esencia objetivo, pero lo aplican seres subjetivos que de forma consciente o inconsciente lo manejan según les convenga. Cualquier procedimiento científico está plagado de subjetividades, desde la elección de la muestra, los criterios de exclusión, la calidad de la metodología, la interpretación de los datos, la praxis en sí de la ejecución del procedimiento (¿de verdad lo harían todo exactamente igual dos investigadores diferentes?). La interpretación del ensayo o las conclusiones siempre son puramente subjetivas. No entramos aquí en los intereses ocultos o en el mercantilismo de la ciencia.

La ciencia es lo mejor sin duda que tenemos para entender la realidad, pero no está exenta de subjetividades, sobre todo en el ámbito de las ciencias sociales o la economía. No querer ver estas cosas es engañarnos.

Si la psicología prescindiese de la ciencia se quedaría en un relato literario más. El método científico también nos permite generar conocimiento en psicología, o en pedagogía, o en sociología, en historia, en economía y en todo aquello que tiene que ver puramente con nosotros como seres subjetivos. Pero, desgraciadamente, no existe la objetividad, por lo tanto, todo es revisable y se puede reinterpretar según las creencias de quien interprete, según su sistema defectuoso de pensamiento y según su naturaleza influenciable. En definitiva, todo en el dominio humano es subjetivo. Es lo que tenemos, que no es poco.

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Después de toda una vida dedicada a la gerencia y organización de grupos pienso que el ser humano no puede entenderse si no es en relación con los demás. Me alegro de poder compartir contigo mis aprendizajes a cerca del complicado mundo relacional.
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